Mamá: primer sueño
El año 2015 empezó con mi hijo mayor emprendiendo el camino a seguir para convertir un sueño en realidad: convertirse en jugador de fútbol profesional. Este es el sueño más grande que ha tenido en la primera década de su vida y el que comparte con millones de niños alrededor del mundo que no quieren separarse del balón de fútbol y sueñan con algún día poder jugar como los cracks que tanto admiran.
Nuestra historia con el fútbol comenzó en el 2012 que matriculé a Zen en una academia. Él tenía 6 años y yo estaba embarazada de Inti, mi segundo hijo. Eran épocas complicadas y Zen quería jugar fútbol así que decidí inscribirlo en la academia más cerca a casa para que sea más sencillo llevarlo, para "evitar la fatiga", como diría Jaimito (ver el Chavo del 8).
Comenzó a entrenar los fines de semana. El poco trabajo técnico que hacían me mostraba que le faltaba muchísimo por aprender.-No tenía el don innato con la pelota- pensaba yo. Los otros niños manejaban relativamente bien el balón en comparación a él y durante el partido me daba mucha ternura ver jugar a mi niño que no atinaba una y se protegía de la pelota cada vez que alguien pateaba en dirección suya.
Las clases de fútbol duraron poco.
Yo no le tenía fe a Zen como futbolista y prefería que siga entrenando taekwondo que era una disciplina en lo que había avanzado mucho.
Ahora entiendo que caímos en el lugar equivocado con el fútbol. Mi hijo era lanzado a un partido sin antes conocer bien el balón, sin saber tocarlo con los pies.
A los niños pequeños hay que presentarles al balón, hacer que se familiaricen con él, que se encariñen, que tengan contacto con él mientras desarrollan sus habilidades motoras para que luego, los últimos minutos del entrenamiento, jueguen un poco de fútbol.
Habíamos caído en un lugar que hacía las cosas al revés: unos minutos de contacto individual con el balón y el resto de la hora puro partido.
Pero bueno, eso fue lo que nos mandó a donde estamos ahora: Zen acaba de cumplir 10 años y tiene la certeza de que sólo quiere jugar fútbol y la ansiedad de un tiempo perdido que tiene que recuperar sin separarse de su pelota. Como si le hubiese sido infiel por abandonarla 3 años. Ya irán conociendo a Zen.
Podemos empezar por algo, le pregunté a Zen si podía contestar una pregunta por escrito: ¿Por qué quiero ser jugador de fútbol?