Mamá: Todo lo que la Foquita nos enseñó en una noche
Una pregunta que mi hijo Zen me hizo muchas veces y me costó responder.
Messi, Maradona, Zidane, Pelé, Ronaldinho, Neymar, Totti: todos tienen el 10.
En la selección peruana la estrella para mi hijo (y para mí también, lo confieso) es Paolo Guerrero. Por eso estuvo feliz de llevar la camiseta #9 en el equipo categoría 2005 del Boca Juniors Perú. ---Me gusta el #9 porque es el número de Paolo que es el mejor de la selección peruana, o sea que el mejor, ¿no siempre es el 10 verdad ma?-. Me preguntaba él con la esperanza de ser el mejor de su equipo a pesar de tener el #9.
Yo pensaba en Messi, en Zidane, en Maradona, en Pelé, y me costaba decirle que no, que no siempre. Pero pensaba en que Paolo es el #9 y en que Zen tenía razón: no siempre el #10 es el mejor.
Sabemos que el número que los jugadores llevan en la camiseta es una cuestión de la posición en la que juega cada futbolista, pero nadie puede negar que el #10 es generalmente visto como el mejor del equipo.
Luego llegó la Copa América y otra vez: que Paolo es nuestro héroe; que por qué Farfán tiene el #10. Otra vez la pregunta de siempre.
¿Por qué?
Eso no pude contestarlo hasta el martes en que por fin pude decirle a Zen: ¡Porque es un crack, por eso tiene el #10!
Es un crack igual que Paolo, igual que Carrillo, igual que Advíncula, igual que Pizarro, igual que Vargas. Pero, ¿no nos damos cuenta de eso? Sí, perdimos contra Chile, pero ¡Chile es un equipazo y le metimos 3 goles! Tal vez en eso debería enfocarse la prensa y muchos peruanos en vez de criticar tanto a la selección. Con 10 hombres en la cancha jugamos un partidazo.
Y otra vez lo digo: Jefferson Farfán es un crack.
El martes 13 de octubre del 2015 la selección peruana se lució en el estadio nacional ante el mundo entero y a Chile se la pusimos difícil.
Eso veo yo.
Veo a un equipo organizado, jugando un fútbol de más alto nivel que antes; con unos cracks que llevan el DNI en la billetera y besan la camiseta de la selección de mi país. No veo a un hombre inmaduro tirarle el balón (que debería de ser sagrado) a un rival, no veo a un arquero fallar, no veo a un héroe tener un mal día, no veo a un técnico tomar decisiones equivocadas cuando debe ser tan difícil ser técnico. No veo a un equipo perdedor. Hay lucha, hay entrega, hay amor; con lágrimas y todo.
La Foquita nos enseñó que tal vez el #10 le queda pintado. Aprendimos que no habíamos descubierto su talento porque tal vez nunca lo habíamos visto jugar feliz. Nuestro #10, por amor dicen los chismes, está feliz y su felicidad lo convirtió en un jugador al que con orgullo puedo comparar con los mejores. Su velocidad, sus driblings, su control del balón, su físico, su lucha, su entrega. Absolutamente impresionante. Zen (10 años) no podía creerlo. –Ahora lo van a querer fichar por todos lados- me decía emocionado. Y en cambio a nuestro Guerrero se le veía distraído, frustrado, triste. Y así, en esa nube gris que lo envolvía como al enano gruñón, estuvo en la cancha borroso, desenfocado.
Yo me quedé pensando….y pensando…. ¿Farfán es en serio tan bueno?
Como mamá de un niño que quiere ser futbolista siempre trato de aprender de fútbol para ayudarlo a alcanzar su sueño. El martes 13, viendo jugar a la selección peruana, me di cuenta de qué tan importante es el humor con el que el jugador entra a la cancha.
Prometí nunca más molestarme con mi hijo antes de sus entrenamientos porque se demora horas en ponerse el uniforme, o porque no quiere almorzar, o por las tareas. Él es un niño y yo tengo que apoyarlo llevándolo a jugar feliz; porque la felicidad ilumina como bien nos enseñó la Foquita contra Chile. Y yo quiero que mi hijo brille siempre, que dé lo mejor de sí.
Cuando estamos molestos o tristes, ¿podemos trabajar igual? ¿Tenemos la misma creatividad? ¡Claro que no! ¿Por qué sería distinto en un futbolista? En vez de seguir criticando a mi selección comiencen a alabarla. No falta talento, falta felicidad. Si somos hinchas de verdad entonces démosle felicidad a nuestra selección en vez de ver siempre lo malo y quedarnos con hambre porque no podemos ver que el plato está lleno, desbordando talento.
Con todo esto en la mente, días después, encontré la portada de la sección de deporte del periódico que compran en casa.
“La selección peruana sumó su segunda derrota”... ¡No! La selección peruana nos deleitó con su talento. La selección peruana, con 10 jugadores, le hizo la guerra a un equipazo como lo es Chile. La selección peruana le enseñó a mi hijo a luchar en la cancha.
Esa noche Zen vio a un equipo de guerreros meterle 3 goles al mejor equipo de América. Vio a un futbolista peruano a la altura de los mejores jugadores del mundo, a una selección que lo hizo sentirse orgulloso y ponerse la camiseta sobre su pijama para dormir soñando en algún día tenerla puesta cantando el himno nacional junto a su equipo, con el estadio lleno de gente cantando con ellos, y millones de peruanos unidos para ver jugar a una selección feliz porque la gente la quiere.