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Real Academia de Mancora (Primera Parte)


Mancora es mi lugar favorito en el mundo, así que cada vez que puedo dejo todo y me voy al paraíso por la mayor cantidad de tiempo posible. Por supuesto nunca voy con fecha de retorno. Tal vez con la esperanza de poder quedarme.

Este verano llegó otra vez el momento de nuestro largo viaje a Mancora. Mi hijo Zen estaba un poco triste y algo molesto porque para él, significaba dejar el fútbol.

El surf siempre había sido la razón por la que se emocionaba con el viaje (las olas en Mancora son perfectas), pero él ya no quería correr olas: -¡No quiero ir! Me repetía.

Por supuesto que fuimos y al llegar, el fútbol encontró a Zen. Era el destino.

Nuestro amigo Fabián, que trabaja en el hotel donde siempre nos hospedamos, (Máncora Marina Hotel) lo llevó a probarse en un equipo que dirige con otros amigos más. Estaba por empezar un torneo de fútbol sub 10 y necesitaban a un buen delantero. Yo le dije a Fabián que Zen recién había empezado a jugar, pero igual lo probaron y mi niño se ganó su titularidad en el equipo. En dos días ya tenía un uniforme con el número 7 y yo la certeza de quedarme en el paraíso hasta que terminara el torneo que duraba todo el verano. Así que todos felices.

Había empezado nuestra historia con la Real Academia de Máncora.


Los chicos entrenaban todos los días menos los miércoles y los sábados que jugaban partido. Todos eran niños mancoreños menos Zen. Estaba Tintón, El Nene, Yemo, David, Kike, Tachis... Todos unidos por amor al fútbol.



El torneo estaba organizado con la finalidad de recaudar fondos para que los niños pudieran tener útiles escolares. Se jugaban dos partidos a la semana en los que se cobraba S/. 2 la entrada.

El primer partido fue pura emoción: ver a mi niño entrar a la cancha con el coliseo lleno de gente que aplaudía fue algo inolvidable. Empezaron perdiendo por dos goles y terminaron ganando 4 - 2 en una noche llena de gritos. ¡Cómo gritaban los padres! Ahí comencé a sentir lo que es ver a tu hijo jugar un partido.

Pasamos un verano lleno de fútbol y aprendizaje.

Zen se convirtió en goleador de su equipo en el tercer partido que ganaron 4-0 con los 4 goles de Zen.

Después de esa noche de gloria hubo de todo: patadas al aire, goles fallados, golazos que iluminaron su rostro, faltas que terminaron con la rodilla sangrando, discusiones con sus nuevos amigos por los pases, derrotas y victorias. Un torbellino de emociones que me fue preparando para lo que es ser mamá de un niño que sueña con ser futbolista profesional.

Tuve que lidiar con muchas lágrimas y frustraciones. Ya nunca sabía qué pasaría después de un partido. Fui aprendiendo y enseñando a lidiar con las frustraciones futboleras mientras él se daba cuenta que le esperaba un largo camino pero que estaba listo para empezar a recorrerlo.


La Real Academia de Máncora ganó el torneo en la categoría sub 10. La categoría de Zen obtuvo el tercer lugar demostrando el potencial increíble de los niños más pequeños.

Terminó el torneo y llegó el momento de regresar a la ciudad.

Lima nos esperaba con obligaciones por lo que no llegamos a la noche de premiación pero sí a la de la victoria que cantamos todos juntos.



Los niños de la Real Academia y Zen no volvieron a verse hasta Julio en que regresamos al paraíso: la segunda parte de una historia que espero no se termine en mucho tiempo.

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